La palabra “Desapego” puede impactar y hasta causar cierta impresión de desamor, e incluso de egoísmo, pero nada más lejos de la realidad. El desapego, es una gran virtud en el ser humano, virtud; que todos deberíamos aprender a desarrollar.
Sin embargo, para poder conversar sobre el desapego se debe tener claro que es el “Apego” y este, es la relación afectiva más íntima, profunda e importante que establecemos los seres humanos. Muchas veces se cree que el apego es solamente hacia las personas, pero eso no es así, se puede tener apego a cualquier cosa.
Ciertamente el apego debe existir, mientras exista un verdadero equilibrio controlable entre la persona y la figura o motivador del apego por así llamarlo, produciéndose un comportamiento normal, saludable entre la persona y el motivador de apego, hasta ese momento todo está bien.
Nos preguntamos , si desde chicos nos inculcan: esto es mío, mi papá, mi mamá, mi país, mis juguetes, ¿Esta no es la primera enseñanza de apego?.. ¡Es cierto! ese valor de pertenencia es importante, pero no es menos cierto que existe un hilo muy delgado entre la pertenencia saludable y el apego dañino, que puede llegar a convertirse en una obsesión o más allá, en una verdadera adicción.
¿ Cómo sé que cruce el límite de esa delgada línea?
Pues existen cantidad de signos y alertas, todo dependerá del tipo de figura o motivador de apego. Así que acá les traigo algunas de la señales más importantes sin un orden determinado:
- Surge o se manifiesta un vínculo obsesivo con un objeto, idea, creencia o persona.
- Sensación de angustia de solo pensar que se puede perder el motivador o la figura de apego, aunque ambiguamente existe la creencia falsa que esta figura será permanente.
- Bajo una creencia falsa, se fundamentan en la idea que el motivador o la figura de apego le da un sentido a la vida, que los hace feliz, es decir; la felicidad no depende de ellos, depende de algo externo.
- Brinda una aparente seguridad, convirtiéndose el motivador del apego en una especie de sombra disfrazada de salvavidas, cuya finalidad real se vincula con la seguridad social, de estatus o economía.
- Nunca se está saciado, nunca se está satisfecho, surge la necesidad siempre de más y más, y eso conduce en algún momento a la falta de autocontrol.
Estos signos, entre otras señales que dependerán del tipo de apego, llevarán a la persona a ser incapaz de renunciar a un deseo, incapaz de renunciar a ese motivador de apego, generando daños en la salud mental y en ocasiones impactando hasta la salud física.
Realmente el deber ser, es concientizar desde temprana edad que debemos querer pero sin apego, y esto es válido para todo; desde los hijos, los padres, creencias, pensamientos, objetos, animales, etc, todo lo que se les pueda ocurrir.
El desapego, es la “Liberación, vivir el aquí y el ahora” es darnos la oportunidad de coexistir con más consciencia de nuestras prioridades de independencia y de acuerdo a nuestras necesidades.
Aprender que ya sea la pareja, hijos o familiares, se les debe respetar el espacio personal de cada uno.
En las relaciones de pareja cuando se desarrolla un apego ciego y desmedido hacia la otra persona, dejamos de ser tu y yo, para convertirnos en nosotros, pero ese término deja de ser romántico cuando una de las partes se siente asfixiada y la otra siente una necesidad desmedida que raya en lo tóxico.
En oportunidades es difícil aceptar que vivimos apegados a infinidad de cosas, motivadores de apego grandes o pequeños, creencias limitantes, relaciones con amigos, normas obsoletas, costumbres y hasta vicios.
Aquí lo importante es entender que así como tenemos la capacidad de codificar comportamientos en nuestras vidas, tenemos la misma capacidad para decodificarlos, es tomar el control de tus actos, el control de tu vida, es no permitir que cualquier motivador de apego perturbe o te haga su esclavo.
En resumen, esto significa básicamente saber amar, apreciar e involucrarse con las cosas desde un punto de vista más equilibrado y saludable, liberándonos a su vez de esos excesos que nos ponen cadenas y que nos amarran, y que por estar apegados a las cosas y a los espacios nos cortan las alas.
Las personas que practican el desapego no tienen miedo a la soledad, son capaces de hacer cosas por sí solas con plena seguridad en ellas mismas y sin tener que depender de otras opiniones.
Es importante aceptar que las pérdidas van a hacer acto de presencia a lo largo de nuestra existencia, de ahí la importancia de desarrollar un apego saludable, aceptando que puedes perder eso que ahora amas, pero no por ello tu vida va a detenerse.
Decidir vivir bajo el valor del desapego te hace la vida más fácil, alejándola del dolor y los miedos que generan las ataduras. Puedes pensar que el mundo cambió, pero no es el mundo, eres tú que lo comenzarás a ver y sentir desde la libertad que te genera el desapego.
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