Uno de los más grandes retos aunque les parezca exagerado, es lograr vivir en pareja sin morir en el intento, y esto de morir no esta relacionado a perder los signos vitales cual literal concepto de muerte, esta frase no es mas que una analogía para expresar lo que somos capaces de sacrificar cuando no existe un concepto claro de lo que significa: convivir, escoger nuestra pareja, sumar esfuerzos, hacer planes y plantearse una vida en compañía sin que ninguna de las partes corte sus alas en beneficio de solo trabajar en los sueños del otro.
Ciertamente, existen creencias o formas de pensar planteadas desde el inicio de la historia y con obligaciones establecidas, los hombres llevan el alimento a la mesa y la mujer es la encargada de educar a los hijos y asistir en los quehaceres del hogar, muchos pensarán esta estructura es antigua, pero les informo no es así, porque de la misma forma que no es literal la muerte a la cual hice referencia al principio, tampoco es literal el quedarse con los niñitos en la casa, esa obligación esta en la cabeza de cada mujer cual paradigma sin desbloqueo. Establecer «los hijos son nuestra responsabilidad como madres» y está muy bien mientras no le restas responsabilidad al padre. En algunos casos es el hombre el que asume ese rol; pero en ambas situaciones existe el mismo error, porque los hijos tienen padre y madre.
Es muy lamentable como cantidad de parejas viven sumergidas en ese deber ser establecido por la sociedad y no se permiten hacer lo que realmente quieren.
De vez en cuando noto con mucha satisfacción como los hombres sobre todo jóvenes de ahora, cocinan, comparten los quehaceres de la casa, tienen responsabilidades con sus hijos y hasta acompañan a las esposas a los supermercados no solo para esperarlas como choferes dentro de los carros, sino por el contrario con su lista de mercado en la mano opinando cual es el mejor jabón. Hasta ahí pareciera que todo cambió, ciertamente es un buen comienzo, pero todavía estamos en pañales cuando se trata de dilucidar las obligaciones o responsabilidades en una relación.
Comencemos como coloquialmente se dice, por el principio: Antes del “Nosotros” existe el “Yo” y existe el “Tu” es decir, dos entes individuales con sueños y proyectos, nos conocemos y nos une el gran parecido entre ambos, porque les preciso que ese refrán popular “polos opuestos se atraen” en las relaciones de pareja no funciona, claro está; siempre van a existir puntos de vista diferentes, temas en controversia, la forma como cada quien lava los platos puede ser diferente, el canal de TV que les gusta, la manera de llevar su agenda cada quien, una u otra manía que siempre criticará uno del otro, eso es normal y hasta sano, porque no me imagino lo aburrida de una relación cuando no existen algunos puntos de diferencia para llevarse la contraria un rato; pero desde ese punto a ser dos seres totalmente diferentes existe un trecho. No significa sea imposible convivir con alguien totalmente diferente a ti, y de esas parejas existen muchísimas, y en lo personal opino son extremadamente inteligentes, o sencillamente prefieren dejar pasar muchas cosas por otros intereses que acá ni voy a mencionar y menos me siento con el derecho a criticar.
Retomando el objetivo de la conversación, las parejas deben tener planes de vida al menos parecidos y de alguna manera sus criterios, aspiraciones y creencias deben ir encaminadas hacia un mismo norte, de esta forma existe mayor posibilidad de entendimiento y de buscar logros comunes lejos de individuales a favor de una de las partes.
Aquellas parejas totalmente diferentes en criterios básicos de convivencia como por ejemplo: uno de los dos se ha planteado desde la adolescencia vivir en Canadá y disfrutar de su largo y frío invierno, se sueña haciendo muñecos de nieve, patinar al aire libre en la Plaza Nathan Philips en el corazón de Toronto, y la otra persona respira en todo su ser la calidez de las playas del Caribe, el frío le hace daño para sus huesos, y odia usar ropa pesada o algo más allá de una suave tela en su ropa habitual de vestir. Otro buen ejemplo sería cuando ella o él lleva una vida social bastante activa, las amistades son prioridad, el compartir con mucha gente y muy menudo, ama tener la casa llena de amigos y familia los fines de semana, disfruta el sentarse a la mesa con muchas personas, y siempre esta pensando en el próximo fin de semana. Les aclaro; esto no tiene que ver con edad o sexo, y mucho menos es un comportamiento con fecha de vencimiento, mientras él o la aspirante a pareja, es tranquil@, ama la soledad de su entorno, cuida al extremo los muebles blancos de su casa que por supuesto los mantiene forrados y está prohibido sentarse en ellos, una cena con velitas y un buen vino, y para quien 3 son multitud, espera los fines de semana para hacer yoga, relajación y hacer algunas cosas en la cuales no involucre mucha gente. Como estos dos ejemplos podría citar unos cuantos. Ahora los invito a responder como espectadores de estas historias ¿Consideran ustedes que los objetivos de vida se puedan cumplir sin que una de las partes se sienta afectada?.. La respuesta es solo para ustedes.
Desde este primer punto debemos comenzar a trabajar cuando cupido nos llega, porque nos activa el corazón y nos inhabilita la capacidad de analizar los pro y los contra, entonces comienza ese mal consejero en nuestra cabeza que nos dice ella o él va a cambiar, yo lo haré cambiar o yo la haré cambiar, y aunque odiemos escuchar esta frase “Nadie cambia por ti ni tu cambias por nadie sin que en el intento surja un gran sacrificio” y eso ni es sano ni es justo, porque tras el sacrificio a un cambio el cual no queremos, lo acompaña la frustración de mutilar nuestra personalidad, sueños y aspiraciones, o por el contrario la personalidad, sueños y aspiraciones de la pareja. Por tanto; para iniciar con buen pie una relación, los planes de vida deberían ir alineados, no significa que ambos deban hacer exactamente lo mismo, sin embargo; aquello que ambos quieran hacer debería poder coexistir en una misma esfera sin necesidad de frustrar los intereses del otro.
Ahora bien, una vez teniendo clara esa primera etapa viene la segunda, y es lo siguiente; en una pareja nadie es más importante sobre el otro, ni siquiera cuando exista una diferencia muy marcada del que aporta la mayor cantidad de dinero para mantener los gastos dentro de una convivencia, el aportar más dinero no otorga o dispensa tener más privilegios en una relación, y si este punto quedó entendido entonces ya pueden caminar hasta el tercer peldaño.
Cuando la mujer nace no viene tatuada con la escoba en la mano ni el hombre con la obligación económica, esa es solo una historia de generación en generación, y cada vez haciéndose más obsoleta. Obviamente se debe guardar la esencia de la diferencia de los sexos, pero lo extraño es; que lo bonito a conservar es justo lo que se esta perdiendo y es esa parte romántica de halago y enamoramiento en la cual se sientan mariposas en la boca del estomago, ese déjate desear y permite a tu caballero te conquiste, ese detalle donde los roles deberían estar definidos se esta perdiendo, no digo con esto que la mujer no exprese sus sentimientos o deseos y no pueda dar señales de atracción; porque en ocasiones a los príncipes les cuesta darse por entendidos, o más bien han aprendido a omitir ciertas señales porque las mujeres en este afán de igualdad salen a la delantera, se muestran sin dejar nada a la imaginación y se plantean una competencia absurda de mostrarse como femme fatale y esto desdichadamente las lleva a que ese príncipe solo vea en ella las protuberancias delanteras y traseras, aunque no es de negarse son hermosas y son una excelente arma de conquista, no es menos cierto, las mismas no serán eternas y una vez el encanto se acabe y el príncipe haga buen uso de ellas, solo girará su mirada hacia otra protuberancia de las cuales sobran.
Todo este comentario es para llegar a la siguiente conclusión, cuando las relaciones se basan en lo físico y superficial, y además dejando poco a la imaginación, la emoción dura lo mismo que las espumas burbujeantes de una no tan buena champaña. No es esta justamente la igualdad que necesitamos para hacer respetar nuestros derechos y establecer el camino para una relación de verdadero interés y convivencia.
Manifiesta las infinitas bondades que tienes, cariñosa, respetuosa, trabajadora, amable, buena amiga, buena madre, hija y amiga y sobre todo expresa con hechos y no tanto con palabras, que eres una mujer independiente y valiosa, con objetivos definidos y sueños que van más allá de cuidar niños, a pesar de ser el rol de madre uno de los mas hermosos. Demuestra como tu belleza va más allá de la ligera ropa o de la manía de estar contando calorías. Existen momentos para vestir sexy y provocativa, solo es una recomendación el no utilizarlos como arma de conquista. No existe nada más motivador para el hombre que sentirse conquistador, déjate conquistar.
Aquí me he afincado más desde un punto de vista femenino, porque les puedo asegurar que el hombre tiene un chip envidiable de sentirse conforme y guapo siempre, los complejos de gordo, flaco, barrigón, canoso, de eso si que carecen ellos, cosa por lo cual los aplaudo y deberíamos las mujeres literalmente imitar.
Cuando esta situación es superada dentro de una relación, y es la esencia de cada uno la cual los enamora, se puede asegurar que la admiración que ambos sienten uno por el otro, se convierte en herramienta certera para a su vez apoyarse entre si en el logro de los objetivos individuales y de pareja.
El tiempo y las experiencias de muchas parejas nos han enseñado que no son justamente los hijos, los bienes económicos o la sociedad lo que une a parejas en franco crecimiento, y las cuales se desarrollan como individuos exitosos cada uno en su pasión. A la vista de cualquiera parecen parejas de revista, no digo con esto sean relaciones perfectas, algunas de ellas también prefieren aparentar una felicidad inexistente, sea por los hijos o el que dirán, pero la idea del tema no es colocar como punto de comparación las excepciones o decir «muchos viven así» la idea es justamente no caer en esa maraña de acostumbramiento y resignación.
No importa cuantos años tengas con tu pareja, tal vez parte de esta historia ya ha pasado para ti, lo realmente importante es el hoy, dar un parado a esa vida agitada que lejos de llevarnos a pensar nos enrolla en una rutina de la cual pareciera no podemos salir, revisar sin miedo en cual lugar del camino dejé paralizados mis proyectos y sencillamente continuar.
Solamente nosotros tenemos la potestad de hacer respetar nuestros espacios y decisiones, nada ni nadie tiene el derecho de coartarnos. Y si por el contrario estas en la búsqueda de tu pareja, no olvides cual importante es que ambas personas tengan planes de vida parecidos, enamórate y has se enamoren de tus virtudes, sentimientos, manera de pensar, criterios, actitudes, perseverancia y pasión.. Pero sobre todo, deja en claro desde el principio cuales son tus sueños y lo dispuesta o dispuesto que estas para hacerlos cumplir, y que vivir en pareja se convierta en una relación donde se suman proyectos, ideas, retos, horizontes, amor y admiración.
Cuando ves una relación de pareja desde esta perspectiva, la elección fue una mezcla sana y equitativa de corazón y cerebro.. Entonces; están en un alto grado de seguir creciendo tomados de las manos uno al lado del otro y no uno atropellando al otro.
Vivir en pareja es hermoso, aunque también es una decisión muy individual.. Lo importante es tener la firme convicción que esa persona viene a sumar a tu vida y no a restar, que ambos serán hacedores de sueños de pareja sin apartar los sueños individuales y sin olvidar lo primordial: No l@ necesitas para ser feliz “Te hace feliz, pero No l@ necesitas para ser feliz”.
Cariños…
Harriett